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A FUENTE DÉ,
por Consuelo Beares



Consuelo Beares Celis es una mujer de Pido que, inspirándose en hechos reales sucedidos en el pueblo o su entorno, realizaba composiciones como la que sigue que probablemente date de finales de los años 1970.

Se ha intentado adaptar los saltos de línea a la entonación y recitado realizado por la autora.


¡Cómo te extraño!
Sí, Fuente Dé,
mucho, pero mucho has cambiado.
En muchas cosas sí has mejorado
pero en otras no tanto.
Ya sé que tienes Parador, cafetería
y una carretera muy buena
donde miles de turistas,
españoles, extranjeros,
vienen a visitarte durante el año.
Unos vienen en invierno a esquiar
o escalar o pisar nieve;
los demás, a tomar el sol y el aire puro
en el verano.
Y también hay telesférico
para subir el que quiera
los picos más altos.
Pero recuerda a los turistas
que tu siempre tenías
muy limpio el campo,
con hierba muy buena
para las vacas del pueblo y jatos.
El 11 de junio te le entregábamos
y nos le alimentabas todo el verano,
y ahora no hay ni hierba,
sólo latas, botellas, papeles y plásticos
y otras basuras que hacen pero que mucho daño.

¿Y qué me dices del nacimiento del Eva?
En aquellos tiempos,
que no había carretera,
venían los turistas andando
sólo por beber agua del pozo
que estaba tan fresca, limpia
y era tan buena
que a nadie hacía daño.
Y hay muchos turistas,
no todos,
que se divierten con las vacas y toros
y los hacen agresivos y malos
y pueden pegar a la gente
como le ha pasado a un vecino de Pido,
a Pepe Santos,
y este toro el Presidente ha tenido que darle de comer
y dos vecinos,
toda la rueda del año,
y, como tú sabes, Fuente Dé,
eso nunca había pasado.
Ya no hay corrales,
ni arrudos,
ni estaqueras.
La choza está triste;
no tiene el camarote
donde dormían los vaqueros
que ordeñaban las vacas
todos los veranos
y ahora se aprovechan
para dormir en ella
los turistas que no llevan coche
y éstos son poco agradecidos,
más bien abandonados.
Atizan sin cuidado
hasta prender los cabrios;
vecinos del pueblo los han visto arder
y han tenido que apagarlos.
También hay turistas
muy poco escrupulosos;
cogen fruta, nueces, avellanas…
que encuentran al paso
y, como no tienen reparo,
¡cabritos y corderos!
que los coches saben muy bien ocultarlos
y, al regreso,
meriendan con los amigos y dicen:
-¡Qué rica la fruta de los pueblos
y qué barato,
qué barato se consigue el lechazo!

Fuente Dé, Fuente Dé
¡cómo te extraño!
Tu mucho has cambiado
en muchas cosas muy bien
pero en otras no tanto.

Falta la vaca mejor del pueblo
que todos hemos salido a buscar
y no hemos encontrado.
Los lobos no la han comido
pues no se han visto
ni cuernos ni rastros.
La opinión de todos es
que la han robado.
Así son las ventajas que tenemos los de mi pueblo,
y ahora nos pide Hacienda
que declaremos todo lo que ganamos
y nosotros nos preguntamos
¿y las pérdidas que tenemos
a quién corresponderá pagarnos?


© Gabino Santos Briz, 1/12/2009