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LA PARROQUIA DE SANTIAGO EN LAS ILCES

(A la memoria de Vicente Briz, a quien faltó medio año para cumplir los 100, y de Luis Pérez de Bulnes, que me facilitó alguno de los documentos utilizados en este trabajo. Ambos fallecieron en 2013)


A TENER EN CUENTA

El primer paso para llegar a ser parroquia fue contar con un edificio en condiciones. Para ello, el 30 de mayo de 1695 Pedro Pérez de Bulnes Agüeros y María de Caldevilla comparecen ante el escribano y declaran que «este dicho lugar y sus vecinos tienen una hermita que es su abocazión de Señor Santiago que está sita en el quérano que llaman de Santiago muy desbiada deste lugar» y que por «dichos vecinos se a procurado y procura tresladarla a él hiziéndola y fabricándola de nuebo» (es transcripción literal que, pese a las faltas, se entiende bien). Tenían ya licencia del vicario del Arciprestazgo de Potes, pero no encontraban lugar adecuado donde hacerla. Por ello, el matrimonio cede al lugar de Las Ilces un «suelo de casa» que tenía delante de su vivienda para que en él se pueda hacer dicha ermita.

En los primeros años de la década de 1730 era el cura de la parroquia de Espinama, que englobaba a los tres lugares del Concejo, Santiago de Lera. Los vecinos de Las Ilces no estaban satisfechos con el "pasto espiritual" que les proporcionaba dicho sacerdote por lo que comenzaron un pleito contra él. Se lamentaban de que algunos habían muerto sin recibir los sacramentos y algún párvulo sin bautizar, llegando al extremo de haber tenido en invierno algún cadáver durante días en las escaleras de la casa por no haber podido ir el cura «a causa de las muchas niebes que suzeden, por lo común de dos baras, y por los pantanos, argayos y arroyos al desazerse la niebe siendo la distancia de éste al lugar de Espinama quasi una legua yntransitable en dicho tiempo por lo que no oyen misa los días de precepto los ancianos, mujeres preñadas y otras personas en todo el año, costando a los más robustos gran trabajo, abiendo experimentado no poder llegar, y salir el lugar de Espinama a socorrerlo y perder la misa unos y otros, a que se llega no oyrse las campanas de la Parroquia de Espinama y en el verano se a experimentado también robos de casas y inzendios y otros muchos daños espirituales y temporales».

En realidad, como vemos, no culpan al párroco sino que aluden a la lejanía de su pueblo respecto a la parroquia, con las dificultades que ello conllevaba sobre todo en invierno.

El Tribunal Eclesiástico del Obispado de León, al que pertenecía Espinama, vio la justicia de la solicitud de los vecinos y mandó «que dicho cura pusiese en el lugar de Las Ilces un sazerdote aprobado que corriese de su quenta la cura animarum, administración de Santos Sacramentos haziendo los ofizios en dicho lugar según y como se dezían en la Parroquia de Espinama, destinando para esto una hermita de Santiago Apóstol que ay en dicho lugar, mandando a dichos vezinos que a su costa la reedificasen y pusiesen adornada y alajada para dichos ministerios lo que se executó costando más de mill ducados a dichos vezinos». Era el año 1735. Se nombra como vicario de cura al Licenciado don Bernardo de Encinas y Noriega, natural de Espinama.

Cuando todo parecía estar conforme, entra en juego el Convento de San Raimundo de Potes, que en su día había absorbido al Priorato de San Juan de Naranco, del que dependía la iglesia de Espinama. El Convento se sintió "agraviado" por cuanto los diezmos que percibía en la parroquia de Espinama se verían reducidos, más aun ante la disposición del provisor del Obispado que había decretado que si la congrua (la renta) del párroco de Espinama no era suficiente para él y para el nuevo vicario de Las Ilces «que el referido Padre Prior y el Convento de San Raimundo como tal patrono le contribuyese con lo necesario de dichos diezmos».

El recurso del Convento de San Raimundo fue tramitado tanto ante la Real Chancillería de Valladolid como ante el Nuncio. El Convento, como solución alternativa, propuso nombrar un religioso de su Orden, por cuanto, en su opinión, los vecinos de Las Ilces estaban fingiendo la necesidad del nuevo cura ya que lo que pretendían en realidad era «desapropiar y quitar a dicho Convento frutos, proventas y emolumentos que, como tal patrono único, percibe y deba percibir de los diezmos y demás cosas pertenezientes a dicho curato y que todo esto se convierta en utilidad de los hijos y naturales de el dicho Concejo a causa de ser el dicho curato patrimonial y querer que también lo sea el nuevo curato».

Estando todavía en pleitos, los vecinos de Las Ilces no pagan los diezmos de 1736 al Convento sino que se los entregan al vicario de cura, Bernardo de Encinas, lo que provoca un nuevo requerimiento judicial del Convento a quien finalmente da la razón una Real Cédula que ordena la entrega de los diezmos al Convento. Para hacer cumplir esta sentencia, el Corregidor de Potes embargó a los vecinos catorce bueyes de labranza, además de detener al Procurador y al Regidor durante unos días.

No sabemos cómo se sustanciaron los diferentes pleitos. Lo que sí nos consta es que, al menos entre 1738 y 1742, la ermita de Santiago Apóstol de Las Ilces fue parroquia, siendo su vicario don Bernardo de Encinas y Noriega. Poco después de esta fecha, sin embargo, dejó de serlo y se reintegró el pueblo de Las Ilces a la parroquia de Espinama.

Sin embargo, el problema de la lejanía, con los malos caminos y las dificultades impuestas por la nieve, persistía, por lo que se buscan soluciones. Así, en 1786, el Obispo de León, con motivo de su Visita a la Parroquia, ordena que la misa que hasta entonces todavía se daba en Naranco se diera, desde Todos los Santos hasta el mes de mayo, en la ermita de Santiago de Las Ilces.

Pese a ello, los vecinos de Las Ilces van a seguir insistiendo en su intento de recuperar la parroquia. Es en 1811 cuando se produce un hecho que va a dar nuevo impulso a su petición. Se trata de la muerte en la ciudad de Méjico de Vicente Calvo de Bedoya, natural del pueblo, quien en su testamento establece «que con el principal de tres mil pesos libres en España de todos gastos y costos, se funde una capellanía y el capellán que la obtuviere ha de decir (salvo por enfermedad) precisamente una misa rezada todos los días festibos del año en la iglesia del referido pueblo de Las Ilces y no en otra parte pues la intención del fundador se dirijió a que cumplan con el precepto los de dicho pueblo, todos los días de obligación: y la expresada misa se ha de aplicar por el fundador y demás de su intención». Precisa a continuación que el capellán ha de ser por este orden o algún pariente suyo o alguno nacido en Las Ilces o alguno nacido en los otros pueblos del concejo.

Con esta noticia y la de que los tres mil pesos llegan a Cádiz el 28 de marzo de 1814, los vecinos de Las Ilces, con José Pérez de Bulnes como portavoz (de él es el resumen del testamento de Vicente Calvo recién transcrito), vuelven nuevamente a pedir la proclamación de su ermita de Santiago como parroquia. Es el 11 de septiembre de 1815 cuando lo hacen, mediante un escrito en el que vuelven a presentar las penurias que les representa ir a misa. Se recalca nuevamente la imposibilidad del cura de Espinama de acudir en invierno a dar los sacramentos a los moribundos «hasta el extremo de haverse verificado el de llevar a los cadáveres en carro por no ser posible conducirles en sus andas y lo que aun es de mayor consideración, perecer y morirse en el camino los infantes o recién nacidos que van a recibir la primitiva gracia bautismal».

En el proceso que se inicia en el Obispado de León, el Arcipreste de Liébana, comisionado al efecto, ve documentos y toma declaraciones a testigos que ratifican lo dicho en el escrito, además de confirmarse la existencia de los tres mil pesos. Con todo ello, el Obispado decide «que en este barrio haya un vicario que resida en él» en invierno, al menos hasta el primero de mayo, y que se funde la capellanía establecida por Vicente Calvo. Una vez fundada ésta, se darían los pasos para convertirla en parroquia.

¿Llegó a serlo nuevamente? Con los datos disponibles hasta el momento, no puede afirmarse. En todo caso, si en el futuro hubiera nuevas noticias al respecto, lo añadiremos aquí.

© Gabino Santos Briz, 23/7/2013 (del formato, 2023)
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